Son muchos los clientes que sienten que su abogado les ignora y se crea un malestar que va de menos a más y puede acabar en malentendidos y pérdidas de confianza.
Los abogados somos asesores jurídicos que debemos de hacer nuestro trabajo en un conjunto de funciones:
- Conversaciones con los clientes.
- Conversaciones con otros abogados y personas físicas y jurídicas.
- Actuaciones judiciales y ante otro tipo de entidades.
Es por ello que el abogado debe de estar cuando el cliente lo necesite, pero todo dentro del sentido común. Un abogado no es un psicólogo ni un amigo. En ocasiones lo que necesita el cliente es desahogarse y trasladar al abogado lo que siente, pero esto no supone algo mejor o pero para el proceso, sino una necesidad comunicativa del cliente.
Cuando existan dudas, lo mejor es tratarlas desde la confianza entre abogado y cliente. Pero sin que exista un abuso ni por parte del abogado que rehúse hablar con el cliente, ni por parte del cliente que insista en hablar constantemente con su abogado y sin un nuevo motivo que así lo haga procedente.
Ofrecer información por parte del abogado es una obligación. Pero esa obligación no puede interpretarse de una manera tan literal como para que el abogado tenga que atender todo aquello que el cliente demanda.
Sentido común y prudencia. Sentirse ignorado por un abogado puede ser frustrante, pero realmente habrá que analizar las circunstancias del caso. El abogado es un profesional que se basa en una relación de confianza y sentirse ignorado es evidente que no ayuda en absoluto.
Si siente que su abogado le está ignorando tiene derecho a poner una queja ante el Colegio Profesional del que forme parte. Pero hay que tender a la moderación y comprensión mutua, pues si se siente ignorado, tal vez haya que tener en cuenta el cambio de abogado si no se siente agusto con el actual, antes de seguir con actuaciones con un problema de confianza.
Lo mejor suele ser abogados especializados y que cuenten con la relación de confianza constante de su defendido.
